Uno de los objetivos de la paleontología es investigar la evolución de la vida, es decir, cómo han surgido y desaparecido las especies y la información obtenida se recoge en la Teoría de la Evolución. Según esta teoría, el origen de todos los seres vivos está en un único ser y los seres vivos actuales han sido creados por la transformación de sus antepasados. Esta teoría trata, por tanto, de explicar cómo se crean nuevas especies de las especies de origen, analizando en detalle las características de cada ser, sus relaciones entre los seres y sus relaciones con el medio.
Cuando publicó la Teoría de la Evolución se le pidió a Darwin que mostrara cuáles eran las especies que podían ser transiciones entre distintas especies. Dos años después de la aparición de la teoría, el descubrimiento del ave fósil Archaeopteryx lithographica, que vivía hace 145 millones de años, vino a empujar, al menos en parte, las ideas de Darwin. Se trata de un ave con numerosas características de reptiles, pero a su vez con numerosas plumas, lo que la convierte en un animal entre reptiles y aves. Sin embargo, el famoso Archaeopteryx era un ave muy primitiva que podía volar de una manera muy torpe, con saltos largos como mucho. Por lo tanto, entre el Archaeopteryx y las aves reales aún quedaba un gran hueco para rellenar con especies de transición.
Dos nuevos descubrimientos han venido a llenar este agujero en los últimos meses. Por un lado, el dinosaurio Unenlagia comahuensis, descubierto en el Cretácico Superior de Argentina, y por otro, un nuevo chorizo fósil de Lleida.
La primera, Unenlaga, se ha encontrado en rocas de hace 90 millones de años1. A pesar de que no se le conoce ninguna pluma, las aves se caracterizan por sus extremidades anteriores plegadas como alas y por su pelvis entre reptiles y aves.
La segunda es el hermoso fósil de un pájaro descubierto por un aficionado hace ocho años en las calizas litográficas de La Pedrera en el macizo de El Montsec, en la provincia de Lleida. Este pequeño pájaro, tal y como demuestran las foraminas óseas, todavía era suficiente para estar en el nido, pero debido a un accidente, tal vez aprendiendo a volar, cayó en el lago local, ahogado y enterrado en arcillas de fondo hace 135 millones de años. Este pajarito dentado del tamaño de un gorrión aparece en rocas de 10 millones de años después del Archaeopteryx. Su cráneo tiene muchas características de los dinosaurios sauriscosos, los carnívoros. Por el contrario, los pájaros presentan características de aves como alas y plumas.
Por otra parte, los paleontólogos explican que los dinosaurios desaparecieron hace 65 millones de años, al final del Cretácico, per secula seculorum. Sin embargo, las aves no fueron destruidas. Sin embargo, si el pajarito es un dinosaurio modificado, y así lo demuestran sus características, tendremos que decir que los dinosaurios no desaparecieron y que consiguieron mantenerse convertidos en aves.
Sin embargo, todavía existen paleontólogos que no aceptan esta hipótesis. Según ellos, el origen de las aves y los dinosaurios se encuentra en dos ramas hipotéticas distintas de los reptiles muy primitivos que habitaban en Arkosaurio, es decir, hace 250 millones de años. Sin embargo, estas dos ramas no han sido descubiertas por nadie y nunca parece que hayan ocurrido.
Por último, al igual que en su día Archaeopteryx impulsó la teoría de Darwin, podemos decir que los últimos fósiles encontrados en Argentina y Lleida demuestran la evolución de una rama de dinosaurios. Los descubrimientos demuestran que los dinosaurios no se destruyeron del todo y que consiguieron sobrevivir en otro tipo de criaturas, las aves.