Se ha identificado el sensor del sexto sentido

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Ed. Matthew Ragan

Se ha dado un paso importante en la comprensión del funcionamiento de la propiocepción en los mamíferos, ya que han conseguido clarificar qué sensores participan en las neuronas implicadas. La propiocepción es el sentido que nos da conciencia de nuestra posición y de las partes del cuerpo. También llamado sexto sentido. Nos ayuda a detectar la localización espacial de nuestras partes del cuerpo, fundamental para el equilibrio y el movimiento. Para ello, disponemos de neuronas mecanosensivas diseminadas en el cuerpo, dispuestas a transmitir al cerebro cualquier extensión y tensión que sufran nuestros músculos, tendones, piel y articulaciones.

Hace tiempo que los neurobiólogos buscaban la proteína que podría ser el sensor de este sentido. Es decir, que transforma este movimiento de músculos y tendones en una señal eléctrica en las neuronas para su transporte por los nervios. Finalmente, el equipo del investigador del Instituto de Investigación Scripps lo han encontrado en colaboración con otros centros de investigación de Estados Unidos: Piezo 2 es una proteína implicada en el tacto. Al final del nervio de estas neuronas se encuentran los canales iónicos activados mecánicamente y, cuando el músculo se estira, se abren los canales de los nervios circundantes y se introducen los iones formando un impulso eléctrico nervioso. En este caso se han ensayado con los ratones, pero los investigadores están convencidos de que en los mamíferos también es un sensor general. Así lo han publicado recientemente en la revista Nature Neuroscience.

Mientras los investigadores citados estudiaban la proteína Piezo 2 implicada en el tacto, crearon ratones transgénicos que sorprendieron al resultado:Los ratones que tenían silenciado el gen de Piezo 2 mostraron, además de problemas táctiles, una marcha extremadamente torpe. Las partes del cuerpo se dirigían a todas partes y tenían un movimiento totalmente descoordinado. Así supieron que la proteína Piezo 2 estaba implicada en la propiocepción. Más tarde han descubierto que en estos ratones transgénicos los nervios de los muslos apenas producen señales eléctricas cuando el músculo se contrae.

Este descubrimiento permitirá conocer mejor el mundo de los sentidos, a pesar de que la neurobiología ha demostrado que la percepción tiene infinidad de matices y que será difícil aclararlos.

 

 

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