La inmensa tormenta Gran Mancha Blanca de Saturno, en 2010, no sólo alcanzó los miles de millones de kilómetros de extensión, sino que provocó vientos más fuertes de lo esperado. De hecho, el Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV ha publicado en la revista Nature Geoscience un trabajo que explica la dinámica de la tormenta.
Cada año aproximadamente de Saturno, 30 años terrestres, se produce una tormenta gigante. Por su aspecto en la atmósfera del planeta se denominan grandes manchas blancas. La última fue la Gran Mancha Blanca 2010 y la nave espacial Cassini pudo obtener imágenes en alta definición. El punto de partida de la tormenta fue una pequeña nube blanca, brillante en las latitudes medias del hemisferio norte, que fue creciendo rápidamente y permaneció activa durante más de siete meses. Durante este tiempo surgió una mezcla de nubes blancas que se expandieron hasta formar un anillo de nube turbulento que ocupaba miles de millones de kilómetros cuadrados. El Grupo de Ciencias Planetarias presentó hace dos años el primer estudio de la tormenta y ahora, en este nuevo trabajo, han analizado en detalle el "cabezal" o "foco" de la tormenta.
Analizando las imágenes tomadas por la sonda Cassini se han medido los vientos de cabeza de la tormenta. En esta región, la tormenta y la atmósfera circundante interaccionan y se forman vientos continuos muy fuertes a 500 km/h. "No esperábamos un tráfico tan violento en la región en la que se desarrolla la tormenta, síntoma de una interacción especialmente violenta entre la tormenta y la atmósfera del planeta", explica el director de la investigación, Enrique García (Fundació Observatori Esteve Duran – Institut de Ciències de l’Espai, CSIC).
Además, los investigadores han creado modelos matemáticos de la tormenta. Se calcula que el foco de la tormenta es profundo, 300 km por encima de las nubes visibles, y que la tormenta transportó enormes cantidades de vapor de agua a las capas altas de la atmósfera acuática. Se formaron nubes visibles y se liberaron grandes cantidades de energía, una inyección de energía que interaccionó con los vientos dominantes de Saturno, dando lugar a un viento de 500 km/h. Asimismo, el estudio ha demostrado que, a pesar de la enorme actividad de la tormenta, no fue capaz de cambiar sustancialmente el régimen de los vientos dominantes del planeta, pero se produjo una fuerte interacción.