Un estudio realizado en la Universidad Princeton de Nueva Jersey revela que el gran murciélago pardo (Eptesicus fuscus) se sirve del campo magnético terrestre para orientarse. Para llegar a esta conclusión, un grupo de murciélagos fue trasladado a 20 kilómetros de su guarida habitual. Soltaron los murciélagos uno a uno y vieron que todos los murciélagos volvieron a la guarida sin problemas. Posteriormente se colocaron en un campo magnético que no era el de la Tierra. Ningún murciélago consiguió llegar a la guarida. Poco después de salir de este campo magnético artificial, sin embargo, se volvieron a orientar y se dirigieron hacia el refugio.