2020/04/09
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Murciélagos en destino
Texto generado por el traductor automático Elia sin revisión posterior por traductores.
Elia Elhuyar
En base al artículo publicado en el diario Berria el 2 de abril de 2020
Ed. Teknopolis
El conocimiento de que el origen del virus SARS-CoV-2 son murciélagos ha puesto a estos animales en el punto de mira. El equipo del zoólogo de la UPV-EHU Joxerra Aihartza Azurtza lleva años investigando murciélagos de todo el mundo y hace tiempo que empezaron a recoger muestras de sus virus. De hecho, el último muestreo tuvo lugar hace mes y medio, en África, en Guinea Ecuatorial. Las razones no están del todo claras, pero entre ellas destaca la tendencia a vivir en grandes grupos y la larga esperanza de vida. Así, en algunas especies de murciélagos, las colonias recogen miles de murciélagos; y los más antiguos de una especie europea tienen una vida de 40 años (un mamífero de similar tamaño, un ratón, por ejemplo, tiene una esperanza de vida de unos 2 años). La combinación de estas dos características les brinda una gran oportunidad para ser huéspedes de numerosos virus, algunos de los cuales desde hace tiempo se sabe que saltan a los humanos y que tienen la capacidad de producir plagas. Prueba de ello son, entre otros, el SARS, el MERS o el Ebol, que en los últimos tiempos parecen ser más frecuentes. Según Aiartza, es posible que ya se haya producido con una frecuencia similar. Pero antes, si ocurriera, se habría producido en pequeños grupos con contacto directo con los animales, y si se produjeran desastrosas consecuencias, seguramente se habría limitado a ese lugar concreto y no se habían dado cuenta en otros lugares. En la actualidad, sin embargo, las personas que tienen una estrecha relación con los animales silvestres no viven tan aisladas, y los pueblos se han internalizado en zonas antes totalmente salvajes. En cualquier mercado del mundo se puede encontrar carne de animales salvajes, muchas veces en el mercado negro. Por tanto, el riesgo de que el virus salte de animales a seres humanos ha aumentado considerablemente y puede ocurrir en cualquier lugar. Y una vez que ocurre, puede extenderse rápidamente a todo el mundo con la ayuda de la movilidad del modo de vida actual. Otra de las preguntas de los investigadores es cómo un virus de murciélagos consigue infectar a otra especie, el ser humano y una epidemia. Según Aiartza, esto implica una explicación molecular. Según las últimas publicaciones, parece que en el covid-19 se encuentran elementos de ambos virus que, por mutación o asociación, se asemejan mucho al virus de los ferrasagueños que creó la SARS y, por otro lado, el gen que permite la introducción del virus en las células humanas, y que podría provenir de otro lugar. La pangolina puede ser el origen de este segundo elemento. Sin embargo, hace tiempo que los expertos alertaron de la posibilidad de que algo así sucediera y de la necesidad de tomar medidas. Ahora teme que esta pandemia vaya a perjudicar a los murciélagos. Y tiene claro que, más que poner a punto los murciélagos, sería más efectivo luchar contra la caza furtiva de animales salvajes y el mercado negro. Además, ha subrayado que existen más de 1.300 especies de murciélagos y ha recordado que cumplen importantes funciones ecológicas, desde la polinización de las plantas a la alimentación de insectos potencialmente plaga.