Un equipo de investigadores de la UPV-EHU ha explicado cómo separa los peces de los insectos del murciélago dactilar y cómo adapta los pulsos de barrido y la técnica pesquera para cada tipo de presa. El trabajo ha sido publicado en la revista Scientific Report.
El murciélago dactilar (Myotis capaccinii) es el único murciélago europeo que sabe que además de insectos, también se alimenta de peces. Captura los insectos de la superficie mediante un breve arrastre con los pies o con la membrana entre los pies (uropatagio). En el caso de los peces, sin embargo, introduce mucho más las piernas y el arrastre es más largo. Pero además, el patrón de barrido también es diferente. La tonificación de los pulsos de barrido al final de la fase de captura se conoce como buzz, y para estos pescadores de murciélagos consta de dos partes: Buzza 1 y buzza 2. Los dedos largos de los murciélagos tienen la capacidad de modular las dos partes de su buzza, según su presa. La importancia de dos buzz en la captura de insectos es similar, pero a la hora de capturar los peces se reduce considerablemente la buzza 2, llegando en algunos casos a desaparecer.
“El empleo de una u otra técnica de captura de insectos y peces indica que los murciélagos son capaces de separar las dos piezas de caza, y el primer paso de esta investigación fue comprender cómo se produce esta distinción: conocer la forma de identificar a la presa como pescado”, explica Ostaizka Aizpurua, miembro del Grupo de Investigación Ecología y Evolución del Comportamiento de la UPV/EHU
El primer paso para conocer la quinada exacta fue conocer el tipo de estímulo al que responden los murciélagos, para lo que los investigadores de la UPV estudiaron el comportamiento de los murciélagos ante tres opciones. Aizpurua ha explicado que “durante una quinada, creamos ondas de agua sin ninguna presa visible. En otro caso, colocamos un pez parado sumergido en el agua, con el labio superior fuera del agua. Lo último fue un pez que ascendía y descendía, que además de aparecer y desaparecer producía ondas de agua”. Y vieron que los murciélagos sólo respondieron a los estímulos en los que la presa estaba visible, sin hacer caso a las ondas.
De esta forma se procedió a analizar las diferencias entre el pescado inmóvil y el que aparecía y desaparecía. “Cuando un pez está parado, éste es atacado como si fuera un insecto, realizando extracciones cortas de la piel y utilizando buzz 1 y 2 de enfrente. Y cuando el pescado desaparece, sin embargo, se hacen arrastres más profundos y largos, y dejan la buzza a pulsos del tipo 1, como en el caso de los peces”, explica Aizpurua.
Finalmente, en otro experimento se sumergió al pez en diferentes momentos de la acción cinegética de los murciélagos, observando que el patrón de aviones y de ecolocaciones de los murciélagos variaba en función del momento de extinción del pez. Los murciélagos ajustan la intensidad del arrastre a la incertidumbre de la posición de la presa y lo adaptan para recoger el tipo de información que les interesa el patrón de barrido. Este comportamiento regulatorio puede ser, por tanto, un elemento importante que rentabilice la pesca.