Rosalynd Franklin es uno de los ejemplos más conocidos de la exclusión en el ámbito de la ciencia. De hecho, se sabe que James Watson y Francis Crick utilizaron el trabajo de Franklin (especialmente la imagen icónica conocida como la foto 51) para inventar la estructura del ADN. Sin embargo, ambos investigadores no lo reconocieron a Franklin y sólo le hicieron una mención al final del artículo que publicaron en la revista Nature hace 70 años, explicando la estructura del ADN. Posteriormente, a pesar de que el estudio de Franklin ha aflorado, se ha puesto en duda hasta qué punto se daba cuenta del significado de esa imagen. Ahora, algunos documentos de la época ponen de manifiesto que entendía tanto la estructura del ADN como Watson y Crick.
Estos documentos han sido analizados por Matthew Cobb y Nathaniel Comfort. Afirman que Franklin no fue una “víctima” de Watson y Crick, como se ha explicado hasta ahora, sino una de las personas que encontró la estructura del ADN: Junto a Maurice Wilkins, “fue la mitad del equipo que articuló el problema científico, dio importantes pasos iniciales para una solución, dio datos decisivos y comprobó el resultado”.
Los documentos que han ayudado a completar la historia son, por un lado, un escrito encontrado en los borradores del periodista Joan Bruce que contenía las declaraciones recibidas de Franklin y, por otro, una carta escrita a Crick por uno de los miembros de Franklin. En ambas queda claro que Franklin entendía la estructura del ADN.
Cobb y Comfort explican todo esto en Nature y explican que el descubrimiento de la estructura del ADN fue el resultado del trabajo de dos grupos: Franklin y Wilkins hicieron un trabajo experimental y Watson y Crick un trabajo teórico. En efecto, aquel 25 de abril de 1953, junto con el artículo de Watson y Crick, la revista Nature publicó otro artículo de Wilkins y Franklin y otro de sus compañeros.Además, señalan que Franklin no sólo se opuso a la manifiesta discriminación sexista, sino también a las formas más ocultas de exclusión, algunas de las cuales aún existen.
Franklin murió a los 77 años en 1958 por cáncer de ovario. Cuatro años después, Watson, Crick y Wilkins recibieron el Premio Nobel por aclarar la estructura del ADN.