Es habitual tomar probióticos para vigilar el funcionamiento intestinal y restaurar el mircoleyma, por ejemplo, después de tomar antibióticos. Sin embargo, algunos investigadores han llegado a la conclusión de que esta práctica puede ser inútil. Es más, los probióticos pueden dificultar la recuperación del microbioma. El estudio ha sido publicado en la revista Cell.
Se han realizado dos experimentos para llegar a estas conclusiones. En uno de ellos han participado 15 voluntarios. Han tomado muestras de su microbioma, directamente del intestino, y lo han comparado con los microorganismos de sus excrementos. La primera conclusión es que, en contra de lo que hasta ahora se ha considerado, los microorganismos fecales no representan a los intestinos.
Además, se llegó a una nueva conclusión: Un total de 15 voluntarios tomaron probióticos y vieron que su influencia en unas y otras era desigual, ya que las bacterias tomadas con el probiótico se convirtieron en parte del microbioma de unos y otros fueron expulsadas.
Las conclusiones más significativas se obtuvieron en el experimento realizado tras la toma de antibióticos. En este experimento, 21 voluntarios recibieron el mismo tratamiento antibiótico. Posteriormente se dividieron en tres grupos: algunos fueron tratados con bacterias recogidas de sus heces antes de tomar antibióticos, otros tomaron probióticos y los últimos no les dieron nada.
Los primeros en recuperarse fueron los del primer grupo, que sólo tardaron unos días. Por el contrario, los que tomaron probióticos tardaron más tiempo en completar el microbioma que los que no tomaron nada. Parece ser que las propias bacterias tomadas con probióticos dificultan la formación de un microbioma natural.
Por lo tanto, los investigadores han advertido de que los probióticos no siempre son buenos para todos, y que en caso de tomarlos deberían ser adaptados a cada persona.