Primates y bacterias luchando por el hierro durante 40 millones de años

Etxebeste Aduriz, Egoitz

Elhuyar Zientzia

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Ed. Michael Schwarzenberger

Las bacterias necesitan hierro para vivir. Y por ello, un mecanismo de defensa antibacterias es la no disponibilidad de hierro. Esto es efectivo hasta que las bacterias obtienen algún mecanismo para obtener este hierro. Pues bien, en esa lucha por el hierro, los primates y las bacterias llevan al menos 40 millones de años, según un reciente trabajo publicado en la revista Science.

El hierro en la sangre es transportado por una proteína llamada transferrina, lo que impide que el hierro esté libre en la sangre, accesible para las bacterias. Sin embargo, algunas bacterias, como las que provocan meningitis y gonorrea, han desarrollado un arma para combatirlo: Proteína llamada tbpA. Esta proteína se une a la transferrina y extrae hierro.

Cuando la proteína TbpA de las bacterias (azul) consigue conocer y pegar transferrina (verde), extrae hierro. Los puntos verdes y azules indican dónde han sido las mutaciones. Ed. Janet Iwasa, Ph.D. Universidad de Utah

Dos investigadores de la Universidad de Utah han estudiado las transferrinas de 21 primates y las Tvd de varias bacterias, y han descubierto que estas dos moléculas han sufrido muchos cambios durante 40 millones de años. En el caso de la transferrina, han visto que prácticamente todos los cambios se han producido en uno de los dos lóbulos que la contiene, el lóbulo al que se asocia la Tvd. Y al comprobar cuándo se han producido los cambios, han encontrado una paridad total entre primates y bacterias. Así, los investigadores concluyen que estos cambios se corresponden con una lucha evolutiva. Es decir, que después de un cambio en la transferrina para escapar a la Tvd, se ha producido un nuevo cambio en la Tvd para poder extraer de nuevo hierro a la transferrina. Y así sucesivamente durante 40 millones de años.

Por otro lado, observan que con un último cambio que ha sufrido la transferrina, las bacterias han vuelto a evitar su detección. Hoy en día, una cuarta parte de las personas del mundo tienen esta última variante de la trasferrina.
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