Un estudio publicado en la revista Nature revela que en las placentas humanas sanas no hay microorganismos. De este modo, esta investigación aboga por una hipótesis de placenta estéril que últimamente estaba en duda.
Las primeras heces de los niños están llenas de microbios, pero no está claro que los microorganismos que colonizan al bebé y después al parto, o esa colonización que comienza en el útero. Aunque desde hace tiempo se pensaba que la placenta era un espacio libre de microorganismos, algunos estudios de los últimos años han descubierto el ADN de las bacterias y han sugerido que es posible que haya diferencias en los microorganismos entre embarazos sanos y con problemas. Otros estudios, sin embargo, han sugerido que los ADN bacteriano encontrados en las plazas son falsos positivos derivados de la contaminación.
Todos coinciden en que la presencia de microorganismos es muy reducida, por lo que es difícil su separación de las contaminaciones. Ahora se ha realizado la investigación más amplia de todos los tiempos con muestras de placenta de 537 mujeres y con las medidas más estrictas posibles para evitar la contaminación. A su vez, se han analizado cuáles pueden ser las fuentes de contaminación y cómo pueden producirse. La conclusión es clara: en los embarazos sanos no hay microorganismos en la plaza y los problemas de contaminación explican las detecciones previas. Aún queda por aclarar cómo empieza la simbiosis entre el niño y su microbiota, pero parece que la placenta no es el camino.