Algunos de los plásticos que se depositan en los vertederos pueden convertirse en combustibles. Los basados en cloruro son el objetivo del proceso inventado por la empresa japonesa Toshiba. Los termoplásticos basados en cloruros, como el PVC, no pueden ser tratados por procesos actuales, ya que emiten componentes tóxicos, es decir, cloruros de hidrógeno.
En los plásticos aproximadamente el 20% son termoplásticos de cloruro y la mayoría de los termoplásticos no se descomponen por sí mismos.
El proceso de Toshiba tiene la ventaja de poder utilizarlo en todo tipo de termoplásticos. Sin embargo, la resina epoxi, componente común de los plásticos residuales, no puede ser descompuesta y debe ser eliminada. Este es uno de los obstáculos más difíciles del reciclado de plásticos. En el proceso de Toshiba los termoplásticos se pulverizan y luego se introducen en un baño de aceite y se calientan a 400 ºC, descomponiéndose a esta temperatura. En ese momento se añade el hidróxido sódico a la mezcla. Este hidróxido capta el cloro y produce cloruro sódico.
A presión atmosférica normal el plástico se rompe formando cadenas de carbono de diferentes longitudes. Las cadenas de carbono que se generan en un reactor con una presión diez veces superior a la atmosférica son de seis a ocho. Las gasolinas y gasoil tienen cadenas de hidrocarburos de este tamaño.
Según Masao Koiama, director del laboratorio de ingeniería ambiental de Toshiba, la energía que utiliza el sistema es un tercio de la que aporta al final del proceso. Por tanto, se demuestra la viabilidad comercial del proceso.
Sin embargo, Koiama subraya que los resultados son de laboratorio. La comercialización del sistema tardará todavía un par de años.