A partir de las evidencias recogidas en las cuevas que contienen carteles, se ha realizado una investigación experimental para describir los sistemas que utilizaban para iluminar las cuevas. La investigación, dirigida por los arqueólogos Marian Medina Alcaide y Diego Garate Maidagan del IIIPC de estudios prehistóricos de Cantabria, ha sido publicada en la revista PLOS ONE.
Los seres humanos del Paleolítico, para hacer murales en la oscuridad de las cuevas, debían poder encender el fuego y transportarlo de un lugar a otro. Los investigadores han recogido restos de la iluminación de las cuevas de Atxurra (Berriatua) y Nerja (Málaga), comparándolos con las de Lascaux (Dordoña) y Chauvet (Ardèche). Se han encontrado restos de tres sistemas de iluminación: antorchas, fuegos de abajo y lámparas de grasa portátiles. También han investigado materiales para su elaboración, y han descubierto que en Atxurra, por ejemplo, utilizaron el roble y el culo.
Con esta información, los sistemas de iluminación han sido testados experimentalmente en la cueva de Isuntza I (sin valor arqueológico). Entre otras cosas, se ha utilizado el culo seco para la fabricación de antorchas; la arenisca para la fabricación de lámparas, usando como combustible la médula ósea de los bóvidos y la resina; y el culo y el roble para la elaboración del fuego inferior. A través de los experimentos se confirmó que cada sistema tiene sus propias características y que las utilizaban en función de las necesidades.
Además de las características de los sistemas de iluminación, en la investigación se han incluido las de la cueva (como la oxigenación y las corrientes de aire) y la visión humana. Así, se ha llegado a la conclusión de que la mejor iluminación se consigue mediante la utilización conjunta de dos sistemas, como antorchas y lámparas de grasa. Además, han demostrado que con estos sistemas obtenían luz caliente, por lo que veían unos colores mejor que otros, especialmente rojo, naranja y amarillo.
Asimismo, se ha calculado el esfuerzo que tenían que hacer para tener luz en el fondo de las cuevas, es decir, la cantidad de materiales que necesitaban y los desplazamientos que iban a realizar. En definitiva, exigía una planificación rigurosa. La investigación ha servido, por tanto, para aclarar las principales características de la iluminación y para conocer mejor a los seres humanos de la época.