Aparición de un agujero de ozono en el Ártico

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Nivel de ozono medido el 28 de marzo de 2020 respecto a la situación de hace un año. - Ed. ANDÉN

A finales de marzo, a 18 kilómetros de altitud, el número de ozono existente en la estratosfera del Ártico ha disminuido un 90%, según han podido comprobar científicos de diversas instituciones científicas. Esta situación no se ha producido desde el año 2011.

Las bajas temperaturas registradas en las capas altas de la atmósfera durante este año han permitido el fenómeno. Las bajas temperaturas favorecen la formación de nubes en la estratosfera. Alrededor de estas nubes, y con la ayuda de la luz del sol, algunos compuestos químicos que contienen cloro o bromo producen reacciones que dañan la capa de ozono.

El fenómeno es típico en la Antártida, acompañado de bajas temperaturas. Sin embargo, gracias al Protocolo de Montreal que impidió la producción de gases CFC, el agujero de ozono local se ha debilitado fuertemente. En el caso del Ártico, las temperaturas son normalmente más variables y las temperaturas extremas que pueden dañar la capa de ozono no se mantienen durante mucho tiempo. Este año, sin embargo, la violencia polar ha sido especialmente potente, el sistema de viento del oeste que circula alrededor del Polo Norte. Según los expertos, estos vientos que aíslan al Ártico del resto de sistemas meteorológicos del mundo han contribuido a mantener las bajas temperaturas estratosféricas creando las condiciones adecuadas para la formación de la capa de ozono.

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