Definen cómo la oxitocina puede contribuir al tratamiento del autismo

La hormona oxitocina influye en el comportamiento social. Es más, se cree que puede ayudar al tratamiento de las personas con problemas en el ámbito social, como en el caso de las personas con autismo. En esta ocasión, la investigadora de la UPV-EHU Olga Peñagarikano y los investigadores de la Universidad de California han aclarado en colaboración el mecanismo por el que la oxitocina influye en el comportamiento social de los autistas.El estudio ha sido publicado por la prestigiosa revista PNAS.
oxitozinak-autismoaren-tratamenduan-nola-lagundu-d
Ed. UPV/EHU

Durante los ensayos con los ratones se ha comprobado que la liberación de oxitocina produce un aumento de la producción de anandamida. La anandamida es un neurotransmisor perteneciente al grupo de los cannabinoides endógenos que ha demostrado que al aumentar su cantidad los ratones tienden a interactuar socialmente. Según estos resultados, es posible que las personas alcancen la misma influencia liberando la anandamida.

La investigadora Olga Peñagarikano lleva años investigando las causas neurobiológicas del autismo con el objetivo de encontrar tratamientos. En su opinión, “todavía no existe un tratamiento farmacológico basado en la oxitocina para mejorar el comportamiento social, pero una de las terapias más esperanzadoras para el autismo es la manipulación del sistema de oxitocina”.

Precisamente esta mejora de la conducta social puede ser clave tanto en el sistema de oxitocina como en los compuestos que la producen, para abrir nuevas vías de tratamiento futuro del autismo. En palabras de Peñagarikano, “lo más importante de este trabajo es que se ha encontrado un nuevo mecanismo de transformación social de la oxitocina mediante la liberación de endocanabinoides”.

Olga Peñagarikano, investigadora de la UPV Ed. UPV/EHU

Esta vía de señalización de oxitocina, hasta ahora desconocida, puede tener una gran influencia en enfermedades con disfunciones comunicativas y sociales como el autismo. En palabras de Peñagaricano, “por un lado, porque parece que una parte de los individuos con autismo puede tener afectada la vía de señalización de la oxitocina, por lo que aquí se abre un nuevo camino de investigación. Por otro lado, puede ser una nueva diana para el desarrollo de terapias farmacológicas. Aunque sabemos que la oxitocina transforma la conducta social y que los ensayos clínicos realizados hasta el momento en autismo han dado buenos resultados en general, no todos los pacientes responden correctamente y se han observado resultados negativos. Por tanto, es importante conocer bien las vías de señalización de la oxitocina, determinar su mecanismo de acción respecto a los distintos aspectos de la conducta comunicativa y social, para generar terapias orientadas. Conociendo los diferentes mecanismos, sabremos en qué vías de señalización tiene cada paciente su disfunción, lo que nos llevará a terapias más personalizadas”.

Babesleak
Eusko Jaurlaritzako Industria, Merkataritza eta Turismo Saila