La OMS publica un marco para prevenir la aparición de los patógenos más peligrosos para la Salud Pública
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica en 2017 por primera vez la lista de patógenos con mayor riesgo para la salud pública. En esta lista se recogieron patógenos con capacidad de provocar pandemias o plagas graves, sobre todo en base a dos criterios: que sean muy virulentas y de fácil transmisión, y que las vacunas y los tratamientos sean limitados. Desde entonces, la lista ha sido renovada en más de una ocasión, la última en lo que va de verano.
En la lista renovada, se han considerado cerca de 30 los preferentes, entre los que se encuentran virus como los Sarbecovirus (uno de ellos es el SARS-CoV-2), T-baztanga, gripe A (incluyendo el subtipo H5), ébola, zika... y bacterias como el cólera, la disentería, la neumonía...
Además de esta lista, también se ha realizado un prototipo de patógeno. Estos patógenos han sido elegidos para la investigación básica y el desarrollo de terapias y vacunas. Por ejemplo, a pesar de que el SARS-Co-V2 era nuevo, gracias a la investigación realizada anteriormente con virus similares, pudieron desarrollar rápidamente la vacuna contra él.
Ahora, con la ayuda del grupo sobre los orígenes de los nuevos patógenos (SAGO), la OMS ha publicado un marco internacional para investigar los orígenes de los nuevos patógenos. De hecho, ya existen herramientas para detectar patógenos infecciosos e identificar brotes, pero esta es la primera con una perspectiva específica sobre el origen de los nuevos patógenos.
Este marco recoge aspectos como la investigación temprana, la investigación en seres humanos, la transmisión entre seres humanos y animales, la identificación de insectos vectores o fuentes de transmisión, estudios genéticos y filogenéticos y de bioseguridad. El marco también recoge recursos, infraestructuras para sistemas de vigilancia y normativas que responden de forma conjunta a las posibles plagas.
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