Ordenador amable

En nuestra comunicación con los ordenadores hay un gran obstáculo. No tienen ninguna sensibilidad a la emoción o emoción que podamos tener, pero parece que pronto nos darán cuenta de nuestros sentimientos y nos darán una respuesta adecuada.

La situación actual, sin embargo, es muy diferente. Los ordenadores son ciegos, mudos y sordos. Desconocimiento del manejo de personas o animales. Nosotros, sin embargo, sabemos desde hace tiempo que la amabilidad es importante en cualquier comunicación humana. Por ejemplo, los estudios realizados con métodos psicológicos habituales han mostrado resultados muy interesantes. Todos tenemos desapercibida la tendencia a comunicar al ordenador los sentimientos humanos. Somos amables con la máquina, pero si nos insiste en que hemos cometido un error, llegamos a herir el ordenador. Sin embargo, cuando la máquina nos felicita nos sentimos orgullosos y los investigadores afirman que el uso del laudo por parte del ordenador permite obtener conclusiones muy positivas en programas pedagógicos o correctores ortográficos.

Están ensayando para conseguir un ordenador amable. Una de ellas es conocer la cara del usuario y llamar por su nombre.

Por eso, dado que los ordenadores multimedia están penetrando en nuestras escuelas y casas, sería interesante que la máquina también tuviera un poco de “sensibilidad”. Para ello se podrían utilizar herramientas de reconocimiento facial, análisis de emociones, reconocimiento de voz y síntesis de palabra. Actualmente se está experimentando sobre todo con las dos primeras herramientas para que el ordenador “entienda” lo que el usuario quiera.

En uno de los ensayos utilizan los llamados smart rooms, es decir, microordenadores y cámaras para interpretar el comportamiento humano. Sistema de tiempo real con referencias en tres dimensiones de cabeza, manos y piernas. El sistema cuenta con una “holografía” de la persona, que incluye las caras y los gestos de la persona. Por ello, los usuarios tienen relación con el ordenador sin teclados ni cascos virtuales.

Otro ensayo es conocer la cara del usuario. la cámara situada sobre el ordenador toma la imagen de la cara del usuario y la compara con la que tiene en el banco de datos. A continuación puede llamar al usuario por su nombre. Otro sistema conoce la cara del usuario analizando el calor emitido por las diferentes partes del mismo. Esta emisión de calor se ve alterada cuando cambiamos nuestro rostro. Por eso, cuando la máquina detecta que tenemos un rostro incierto, ¿estás seguro de que lo has entendido? nos preguntará.

El ordenador que conoce el rostro de la persona se puede utilizar en muchas aplicaciones. Si ves que estamos estresados, nos puede hacer oír música serena, si conducimos cansados en el coche, puede provocar alarma, etc.

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