Una nube de óxido de carbono (IV) desprendida al lago Nios de Camerún hace cuatro años mató a 1.700 personas y 3.000 cabezas de ganado en 1986.
Según el estudio realizado por investigadores norteamericanos, la tragedia puede repetirse en cualquier momento. El agua del lago Nios actúa como una trampa de óxido de carbono (IV), es decir, tiene el mismo papel que la cubierta en una botella de gaseosa. Sin embargo, si cualquier fuerza (terremoto, tormenta de viento o terror) afecta al agua, como si la botella de gaseosa se agitara, el dióxido de carbono puede liberarse de forma brusca.
Como el óxido de carbono (IV) es más pesado que el aire, se acumula en la superficie terrestre y ahoga a personas y animales.