Desde el nazismo también hay algo que aprender
La asociación alemana Max Planck ha investigado la actitud de los científicos durante el nazismo. Para esta asociación la investigación interna ha sido similar, ya que la investigación se ha centrado en las actividades de científicos de la asociación Kaiser Wilhelm, de la que Max Planck es heredero.
La actitud del régimen nacionalista ante la ciencia y los científicos se ha descrito de una manera bastante simple: había científicos que se ajustaban al régimen y que, sin piedad, realizaron investigaciones dolorosas y violentas, más que ciencia, que pseudociencias, pero la mayoría de los científicos trabajaban bajo amenaza. Además, se consideraba que no se daba importancia a la investigación básica, y que sólo se apoyaban investigaciones con resultados prácticos, que se referían a diferencias raciales o a técnicas de fabricación de armas más letales, por ejemplo.
Pero en realidad, la relación entre el régimen y los científicos fue mucho más compleja. Parece ser que los nazis tenían en cuenta la investigación básica y los investigadores no estaban obligados a pertenecer al Partido. Muchos investigadores realizaban trabajos acordes con los objetivos del régimen, pero no estaban obligados, sino que optaban por ellos voluntariamente, porque les pagaban más, y porque les abría un mundo de investigación, por ejemplo, para utilizar recursos de países invadidos.
Además, la investigación llevada a cabo en campos de concentración, el horror, en muchos de ellos se aplicaba rigurosamente el método científico, utilizando conocimientos punteros. A la vista de los resultados de la investigación, Max Planck ha reconocido que algunos científicos de la asociación trabajaron sin huellas éticas y que muchos trabajaron para el régimen. Además, piden disculpas a las víctimas que sufrieron estas investigaciones y que consiguieron sobrevivir. Y han querido destacar que para avanzar a veces hay que mirar hacia atrás, que de lo mal se puede aprender.
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