La emergencia climática y la pérdida de biodiversidad exigen una apuesta global por la recuperación de los ecosistemas. Global, que tiene en cuenta ambos objetivos de forma conjunta, según un estudio publicado por científicos de doce países en la revista Nature. Consideran imprescindible identificar las áreas de recuperación prioritaria a nivel mundial, ya que calculan que con la recuperación del 30% de ellas se evitaría el 70% de las desapariciones de especies previstas y absorberían la mitad del carbono almacenado en la atmósfera desde la Revolución Industrial.
Según el estudio, 465 mil millones de toneladas de CO2 absorberían y salvarían a la mayoría de los mamíferos, anfibios y aves en peligro en la actualidad, recuperando el 30% de los ecosistemas considerados prioritarios. Los datos son reveladores y los investigadores han aclarado cuáles son las claves para su cumplimiento: en primer lugar, el objetivo de abordar de forma conjunta la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad, ya que cuando uno u otro solo se tiene en cuenta, se siguen patrones de recuperación diferentes y se obtienen resultados muy variables; en segundo lugar, la cooperación mundial en la recuperación de los ecosistemas; y, finalmente, identificar perfectamente el tipo y el lugar de recuperación de los ecosistemas.
Si bien hasta el momento se ha dado prioridad a la recuperación de ecosistemas forestales y a la plantación de árboles, el nuevo estudio destaca que en ocasiones se ha hecho a costa de pastos autóctonos o de otros ecosistemas, lo que ha supuesto una pérdida de biodiversidad. De este modo, se ha afirmado que para abordar la crisis actual, además de los bosques, otros ecosistemas serán imprescindibles.
Se calcula que se han transformado 2.870 millones de hectáreas en todo el mundo. De ellas, un 54% eran bosques en origen, un 25% pastos, un 14% zarzas, un 4% tierras secas y un 2% humedales. Según los investigadores, los bosques son los ecosistemas con mayor potencial para hacer frente a la emergencia climática, los humedales, los de mayor potencial de conservación de la biodiversidad, y los terrenos secos y pastizales, los que mayor potencial de minimización de costes presentan en esta recuperación. El estudio ha considerado tres factores.
Además, dado que muchas hectáreas se han convertido en suelo agrícola, se ha establecido como condición que la recuperación de ecosistemas no suponga una reducción significativa en la producción global de alimentos. Se ha calculado el número de ecosistemas recuperables sin reducir el suministro de alimentos y se ha descubierto que el 55% de los ecosistemas que se han convertido en tierras agrícolas pueden recuperarse sin interrupción de la producción de alimentos. Los investigadores han afirmado que esto exigiría una intensificación sostenible bien planificada y, a la vez, adoptar hábitos que eviten el despilfarro de alimentos y la reducción de ciertos alimentos como la carne o el queso, ya que la ganadería demanda grandes superficies.
Según los investigadores, y teniendo en cuenta todos los factores mencionados, para abordar de forma conjunta la pérdida de biodiversidad y la emergencia climática, las claves serían la recuperación de humedales y bosques tropicales y subtropicales. De esta manera, se estima que esta recuperación sería 13 veces más rentable.
Además, se ha realizado un llamamiento a la recuperación a nivel global y a nivel de cooperación internacional. De hecho, cuando las labores de recuperación se han llevado a cabo a nivel nacional, cada país recuperaría el 15% de sus bosques, los beneficios sobre la biodiversidad se reducirían en un 28% y los beneficios climáticos en un 29% respecto a hacerlo a escala global. El aumento de costes sería aún más significativo: Se incrementaría un 52%. De forma global, permitiría que cada país tuviera un papel diferente y complementario dentro de ese objetivo global.
Todos estos datos serán presentados en la Convención de Diversidad Biológica (COP15) que se celebrará el próximo año en Kunming (China). En la reunión se ha anunciado que van a proporcionar la información geográfica precisa para la recuperación de los ecosistemas, que se considera que son importantes para la consecución de los objetivos de la reunión.
OPINIÓN:
¿Cuál es tu opinión sobre la investigación y los resultados?
Es un ejercicio teórico interesante porque demuestra que la restauración de los ecosistemas puede contribuir mucho tanto a la conservación de la biodiversidad como a la lucha contra el cambio climático, y además sugiere que la consideración de muchos criterios (biodiversidad, clima, economía…) puede contribuir a la búsqueda de una respuesta óptima. Pero es muy dudoso si se podrá aplicar.
Algunos de los resultados confirman lo que ya creíamos: la mayor parte de la biodiversidad se puede garantizar en la restauración de las zonas tropicales. Otros, sin embargo, generan más dudas. Por ejemplo, muestran que el coste de la restauración es mayor en los países desarrollados, lo que ha llevado a buscar prioridades en los países en vías de desarrollo. Diría que bajo esto, además de la economía actual, hay una política actual. Es decir, que en las regiones desarrolladas la tierra sea más cara, ¿significa mejor restaurar las regiones en desarrollo? Según la forma en que se pongan en marcha este tipo de medidas, esto puede significar que los costes de conservación vuelvan a parar a los pobres.
¿Cuáles serían los ecosistemas prioritarios a recuperar en Euskal Herria?
En el País Vasco y en la Unión Europea en general, está bastante claro cuáles son los ecosistemas a conservar y recuperar, prioridades que se han tenido en cuenta a la hora de definir la red Natura 2000, dibujar la red de corredores ecológicos o redactar planes de restauración. Otra cuestión es hasta qué punto somos capaces de cumplir toda esta normativa. A veces tengo la sensación de que nos conformamos con denominar refugios, sin hacer frente a los problemas reales de las especies y hábitats que habitan en ellos.
Al mismo tiempo, en un pequeño pueblo como el nuestro, las estrategias de conservación y restauración más efectivas no se consiguen con frecuencia mediante el análisis de mapas, sino a través del conocimiento de los valores locales y el aprovechamiento de las oportunidades. Por ejemplo, en la conservación de la biodiversidad ha influido más el hecho de que bosques como Artikutza y Bertiz no hayan sido explotados durante décadas que legislaciones favorables a la conservación de la naturaleza. Y otros muchos factores pueden influir: por ejemplo, en los últimos tiempos los eucaliptos están extendiendo mucho en nuestro país. Al ser tan pobres, a medida que se expanda, la biodiversidad del País Vasco se verá amenazada y no contribuirá en absoluto a combatir el cambio climático.