¿O sí? Médicos y enfermeras se dieron cuenta hace tiempo de que algunos pacientes son más sensibles al dolor que otros. Ahora, con el mismo estímulo doloroso que una serie de voluntarios, los científicos han visto que hay una gran diferencia en la respuesta cerebral.
La investigación, llevada a cabo en una facultad de medicina de Carolina del Norte, ha demostrado a través de los escáneres realizados a estos voluntarios que no todas las personas tienen la misma sensibilidad. Para ello se ha comenzado con la temperatura del cuerpo humano y se ha colocado un calor de hasta 49ºC en la pantorrilla. Los voluntarios, por su parte, señalan el dolor que han sentido en la escala del 1 al 10.
Los investigadores han comprobado que lo indicado en la escala se corresponde con las imágenes del escáner: los voluntarios más dolorosos muestran más actividad en la corteza cerebral que los demás, especialmente en las zonas relacionadas con el dolor, la atención y. Eso sí, todos los voluntarios han explicado la actividad en el talamo, lo que demuestra que todos han recibido la señal del dolor.
Por lo tanto, el estudio indica que en los que menos dolor se siente, la señal del dolor no se debilita hacia el cerebro, mientras que la clave está en la interpretación que el cerebro hace al llegar la información.