El hongo Aspergillus es moho, forma larguísimos filamentos en las plantas o en el suelo en cualquier lugar donde haya materia orgánica. Algunos filamentos se caracterizan por su apariencia de hisopo y luego forman miles de pequeñas y redondeadas esporas.
Las esporas se dispersan por corrientes de aire y si llegan a un lugar apropiado, cada espora crea un nuevo micelio. El hongo Aspergillus tiene 300 especies, pero sólo 17 de ellas son capaces de atacar al hombre y tampoco son especialmente virulentos.
Las infecciones por los hongos Aspergillus se denominan aspergilosis y su gravedad depende siempre del estado inmune del huésped, por lo que la forma clínica más frecuente es la aspergilosis pulmonar. En principio no son capaces de invadir nuestro tracto respiratorio y la inhalación continua de esporas provocará alergias, pero no infecciones. Pero los pacientes que se contagian en quirófano, a menudo con inmunodeficiencia por otra enfermedad, pueden morir por infecciones por el hongo Aspergillus.
Parece que, al menos en el caso de la aspergilosis, estar en recambio hospitalario es el factor más relacionado con el aumento del número de casos. En el entorno siempre puede vivir en libertad unida al agua, pero es capaz de invadir la mucosa del tracto respiratorio humano, sobre todo cuando las defensas del huésped están agachadas. Produce una neumonía atípica denominada legionelosis y a veces es mortal6.