Matilde fue descubierto en 1997 por la nave espacial NEAR (Near Earth Asteroid Rendezvous). Es el asteroide más antiguo jamás encontrado, de 53 km de diámetro y muy baja densidad, por lo que es un asteroide poroso. Pero lo más sorprendente e interesante de Matilde son los 5 cráteres (el mayor tiene 33 km de profundidad), cuyas características no se corresponden con las teorías sobre la formación de los cráteres.
Los cráteres se producen por fuertes choques, provocados por el impacto y la energía liberada, cuando la materia ha sido lanzada al espacio. Sin embargo, estos violentos choques dejan restos alrededor de los cráteres y parte de la materia lanzada desde el asteroide cae de vuelta al asteroide y se acumula alrededor del cráter. Sin embargo, en torno a los cráteres de Matilde no existen indicios de ello. Para explicarlo, Kevin House de la Universidad de Washington ha publicado una nueva teoría. Ha extrapolado el resultado de las simulaciones realizadas en laboratorio y ha afirmado que los cráteres de Matilde han sido creados por compresión de materia superficial. La energía generada en el choque no arrojaría la materia al espacio, sino que el asteroide absorbería el material de la piel hacia el interior, creando así el cráter. Por ello, no hay ninguna huella en la piel, ya que en lugar de tirar la materia se absorbe.
El responsable de este comportamiento particular sería la porosidad del asteroide. La investigadora de la Universidad de California, Erik Asphaug, por su parte, explica la falta de trazos superficiales de una manera diferente, utilizando también simulaciones de laboratorio y descubriendo que el material puede ser proyectado a una velocidad muy alta como consecuencia de las colisiones en cuerpos porosos. De este modo, este material no se volverá a caer sobre el asteroide ni quedará rastro.