Parte de Martitz en el suelo

Sabemos que últimamente el ser humano tiene como uno de sus sueños ir de la Tierra a Marte y para ello está enviando sondas y espacios desde aquí. También hay partes venidas de allí (meteoritos).

Si se quiere localizar meteoritos, el lugar más apropiado es la Antártida, donde el hielo amortigua el impacto y después lo conserva. Por eso en los últimos diez años se han reunido miles de personas. Los meteoritos caídos en tierras templadas se convierten en polvo en unos siglos.

En un conjunto de meteoritos que llegaron a la dársena en 1988, por su composición, era uno de los más interesantes. Se llamó LEW 88 516 y pesaba 13,2 kilos. Una parte del peso de la sexta parte fue enviada al Instituto de Física de la Universidad de Berna para ser analizada por el profesor Otto Eugster.

La composición de los meteoritos permite conocer muchas cosas. Los contenidos de gases inertes como Argón, zenón, cripton, etc. indican cuándo se cristalizaron y cuánto tiempo han transcurrido en el espacio. Cuanto más radiactivo es el gas inerte, los rayos cósmicos han golpeado más el meteorito (por lo tanto, el viaje por el espacio ha sido tanto más largo).

El análisis del meteorito LEW 88 516 indica que antes de llegar a la Tierra ha viajado en el espacio durante tres millones de años. Sin embargo, lo más sorprendente es que en 1976 la sonda Viking tenga la misma estructura que las piedras analizadas en Martitz junto al volcán Olympus Mons. El meteorito “Zagami”, descubierto en Nigeria en 1962, también presenta estas características. Eso también ha hecho un viaje de tres millones de años y se cree procedente de Marte. En la Tierra se han detectado un total de nueve meteoritos marcianos.

¿Cómo han llegado todos estos meteoritos hasta la Tierra? Puede haber varias interpretaciones, pero parece que un gran asteroide golpeó el planeta rojo y levantó millones de fragmentos. Este asteroide de unos cincuenta metros de diámetro, con una velocidad de 20 km/s en el espacio, iba a tener una gran colisión, y teniendo en cuenta que la fuerza gravitatoria en Marte es dos veces más pequeña que en la Tierra, unos trozos levantados llegarían hasta nosotros.

Según algunos astrónomos estadounidenses, el lugar de colisión del asteroide se ve en las fotos enviadas por la sonda Viking. Es un cráter elíptico de decenas de kilómetros de diámetro.

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