El Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU analiza la cresta más alta jamás detectada en Marte

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Hace casi tres años, en marzo de 2012, los astrónomos recibieron la imagen de un penacho que ascendía por el borde del disco de Marte, desde diferentes lugares del mundo. A pesar de ser la más grande de las observadas hasta entonces, aquella observación quedó bastante callada. Sin embargo, despertó la curiosidad de los investigadores del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV. Ahora, el equipo de investigación ha hecho públicos los resultados del estudio de la cresta a través de la revista Nature. Han reconocido que aún no han encontrado ninguna explicación que satisfaga, por lo que están convencidos de que el fenómeno va a dar mucho que decir.
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Cresta detectada en Marte el 21 de marzo de 2012. Ed. Wayne Jaeschker, Donald parker y Telescopio Hubble.

Según Agustín Sánchez, jefe del grupo de investigación Lavega, “el fenómeno observado hace tres años es muy raro. Los astrónomos avanzados fueron los encargados de recoger las imágenes, y aunque la comunidad científica en general no les prestó mucha atención, nosotros nos dimos cuenta de que era un fenómeno especial. Así que decidimos analizarlo en profundidad”.

Tras el análisis de las imágenes, se dieron cuenta de que era “algo raro”: “Por un lado, porque es la cresta más alta que se ha visto hasta ahora, porque hemos calculado a 200-250 kilómetros de la superficie de Marte”. A veces han visto nubes a 100 kilómetros de altura, pero nunca tan altas. “Hemos planteado dos hipótesis para explicarlo, pero en realidad no nos satisface ninguno de ellos”.

Ed. Agustín Sánchez Lavega. Press de Fotos

Sánchez Lavega afirma que no saben con qué frecuencia se produce este fenómeno. “Hay que tener en cuenta que los vehículos y embarcaciones que circulan no miran el limbo, no miran al borde de la planta, sino al suelo y otros detalles. Por eso, todas las imágenes que tenemos son de la Tierra. Y les llamo astronómicos porque son amateurs; si no, trabajan tan bien como los profesionales. Sin embargo, ellos son los que se fijan en el limbo y ellos nos han permitido conocer el fenómeno”.

Explica que la cresta sólo aparecía al amanecer, en la región de Terra Cimmeria (latitud media del hemisferio sur), “luego parece que se disuelve bastante rápido”. Después de diez días consecutivos, no podía desaparecer y pasados unos días volvió a aparecer, pero no tan arriba como en la idea anterior”. De hecho, esta altura extraordinaria, de unos 200 kilómetros, sólo se midieron los días 20 y 21 de marzo, dos días de la primera vez. En cualquier caso, el fenómeno fue muy evidente por su altura y por su extensión.

Dos hipótesis

“Hemos analizado dos situaciones para explicar el fenómeno. Por un lado, es posible que exista una nube formada por cristalinos de agua o dióxido de carbono. Para que esto se produzca, la temperatura debería sufrir una drástica caída en la alta atmósfera, y probablemente necesitaría un núcleo de condensación”, explica Sánchez Lavega.

La otra opción sería un fenómeno similar al de la aurora terrestre. Sin embargo, Sánchez Lavega reconoce que esta hipótesis es muy débil. “Creo que puede tratarse de un fenómeno similar al de las nubes noctilosas que se producen en los Polos de la Tierra. Estas nubes se originan en lugares muy fríos y aparecen mucho más arriba que las nubes más altas (cirros) que se producen en otros lugares. Sin embargo, ni la hipótesis de las nubes, ni mucho menos la de la aurora, nos satisfacen, pero son las únicas explicaciones que hemos encontrado”.

Sánchez Lavega considera que el fenómeno ha puesto de manifiesto que merece la pena estudiar el limbo de Marte. “Vamos a ver si en futuras misiones y observaciones tenemos la posibilidad de recoger más datos y el fenómeno que conocemos mejor”.

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