Es innegable que el sueño influye directamente en la memoria, pero los científicos desconocen los mecanismos esenciales que lo explican. Ahora se han publicado en la revista Science dos investigaciones que ilustran estos procesos. Según ellos, la clave está en los cambios estructurales y de composición que se producen en las sinapsis: las conexiones que se refuerzan cuando estamos despiertos se debilitan al dormir, algo imprescindible para crear y consolidar recuerdos. Aunque ambas investigaciones se han llevado a cabo en los ratones, creen que el proceso será similar en humanos.
Una de las investigaciones está liderada por investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison. Los neurocientíficos han estudiado los tejidos cerebrales de los ratones mediante microscopio electrónico y han creado modelos tridimensionales de espinas dendríticas de las neuronas. Tras analizar miles de imágenes, han demostrado que las sinapsis se contraen después de dormir. En concreto, se ha observado que al dormir la superficie intermedia de las neuronas y de las ciruelas disminuye, mientras que al estar despierto la superficie aumenta de nuevo. Los investigadores han llegado a la conclusión de que con esta reducción se produce un correcto procesamiento y almacenamiento de la información.
La segunda investigación ha sido dirigida por la Universidad Johns Hopkins. La bioquímica, la proteómica y la ilustración han demostrado que durante el sueño la composición bioquímica de las sinapsis y el transporte de las señales cambia. Todo ello debilita la sinapsis. Además, se ha identificado el gen que guía estos cambios: Homer1.
Por tanto, ambas investigaciones coinciden en que la plasticidad de las sinapsis en el ciclo de sueño despierto es la clave para crear recuerdos. En la segunda, se ha relacionado también con el proceso de aprendizaje y han demostrado que si se evitan estas modificaciones en las sinapsis, los ratones no crean nuevos recuerdos.