Están formadas por células madre, pero han sido diseñadas por un ordenador. Así son los primeros robots puramente biológicos, según han publicado en la revista PNAS. Son pequeños, de apenas 0,1 cm, para poder viajar en el cuerpo humano. Al tratarse de máquinas biológicas, los robots son más interesantes que los convencionales para realizar trabajos en el interior del cuerpo humano: pueden servir para transportar medicamentos en el cuerpo y entregarlos de forma inteligente, retirar placas de las arterias o restaurar tejidos dañados. Los autores han afirmado que la creación arbitraria de formas biológicas tridimensionales daría un gran impulso a la medicina, pero para ello, primero tendrían que aclarar cómo conseguir que las células cumplan una determinada función.
Para la creación de máquinas biológicas, los investigadores tomaron células madre de los embriones de la ranita africana Xenopus laevis y las pusieron a incubar (de ahí su nombre, las chenorobotas). Al crecer fueron remodelados para que tuvieran una forma corporal diseñada con inteligencia artificial. A partir de ahí, las células de la piel se unieron por sí mismas a la estructura creando una piel protectora y gracias al movimiento del músculo cardiaco adquirieron la capacidad de moverse. La existencia de un depósito de lípidos y proteínas les permite sobrevivir durante una semana en medios donde no hay otros alimentos.
Aunque las células de Xenorobot contienen ADN de las ranas, no han tomado forma de rana, su anatomía no es la que está biológicamente predeterminada, sino la que los investigadores han modelado y diseñado. Así, además del progreso médico que puede suponer la creación de robots funcionales, los investigadores de la Universidad de Vermont han afirmado que el código morfogenético de los seres vivos puede ser un primer paso en el proceso de descifrado.