La escasez de lluvias no era un peligro, sino que el agua de los lagos se utilizaba para abastecer al río Mississippi. Los cambios de agua que deseaba realizar algunas organizaciones de los EE.UU han sido suspendidos como consecuencia de las protestas y de los problemas ecológicos desproporcionados que podían surgir del gobierno canadiense.
Al sur de Chicago, un canal conecta el río Illinois, rama del Mississippi, con el lago Michigan. La idea era que con este canal, 280 m 3 por segundo saliera del lago Michigan. Si el proyecto saliera adelante, el tamaño del río Illinois se habría duplicado y el nivel del Mississippi subiría 10 cm en el Memphis de Tennessee. Entonces, el nivel de agua de Memphis estaba 8 metros por debajo de lo normal. Desde 1872 era el nivel de agua más bajo.
El río Mississippi y sus afluentes cumplen una importante función en la economía de los EEUU gracias al transporte fluvial. A mediados de julio sólo la mitad de los ríos Mississippi e Illinois podían dedicarse al tráfico naval y además en muchas ramas el tráfico era imposible.
Su influencia en los Grandes Lagos no está muy clara, pero se cree que el nivel de agua de Hurón y Michigan podía bajar dos cm en tres meses. Sin embargo, el efecto de la disminución del nivel del agua se produciría sobre todo en las proximidades de los lagos. Los ecosistemas de las tierras húmedas cercanas al lago podían sufrir un fuerte impacto. No sólo a nivel ecológico. El abastecimiento de agua para 26 millones de personas que viven en las cercanías del lago y obtienen sus aguas del lago también habría sido amenazado. Sin embargo, el mayor problema es que conocer de antemano los riesgos y consecuencias reales de un trabajo de estas características es muy difícil.
En esta ocasión se ha evitado el desalojo de los Grandes Lagos, pero los canadienses saben que en el futuro habrá más controversia de este tipo, ya que los modelados del efecto invernadero indican que el centro del EEUU se volverá más seco.