Los químicos del laboratorio inglés Rutherford Appleton consiguen inducir un campo magnético con una inducción de 400 megagauss. Para ello han hecho pasar pulsos láser de gran fuerza por un plasma denso.
Los pulsos láser utilizados en el experimento duran unos pocos picosegundos, por lo que además del potente campo magnético, los científicos han producido una luz emitida por el plasma. La medida de esta luz ha determinado la inducción del campo magnético.