Como si fuera un micrófono, el oído interno convierte los sonidos en señales eléctricas para que las neuronas transporten la señal hasta el cerebro. La cóclea, un órgano con forma de espiral, convierte el sonido en señal eléctrica. Los científicos han querido averiguar por qué la coquilla tiene ese aspecto y han descubierto que la espiral amplifica sonidos de baja frecuencia, oídos del oído humano.
El sonido llega al oído interno haciendo vibrar el tímpano y recibe las membranas basilares, una membrana que divide el interior del coque en dos. Esta membrana está extendida de un extremo a otro del cóctel y es una espiral como la propia cóclea. Por eso, los científicos querían saber por qué es mejor que una membrana de transmisión de vibraciones fuera un espiral.
Tuvieron en cuenta que la transmisión se realiza de la membrana a un líquido, por lo que estudiaron la física de la interacción entre ambos elementos. Al ser espiral, la vibración inclina más la membrana hacia el exterior que hacia el interior, y este sistema amplifica mejor los sonidos de baja frecuencia que los de alta frecuencia. En el caso del ser humano, la señal aumenta en 20 decibelios a estas frecuencias.
Los científicos están estudiando en otros mamíferos en los que ocurre lo mismo, ya que son muchos los mamíferos los que escuchan estas frecuencias. En definitiva, cuanto menor es la frecuencia del sonido, más lejos llega.