Un poblado del Neolítico Alto de Chipre descubre en la tumba de un hombre joven, a apenas medio metro, el hueso completo de un gato, una huella que demuestra que los ancestros salvajes del gato se convirtieron hace al menos 9.500 años. El gato no tiene indicios de sacrificio, y el hecho de haber sido enterrado juntos demuestra que el hombre quería ser un animal en la siguiente vida.
Hasta ahora se ha creído que los gatos fueron domesticados por los egipcios, 6.000 años después.