Este delfín se ha reducido drásticamente hasta los 200 individuos. Su hábitat son las aguas rápidas de los ríos, una gran extinción que se debe, entre otros factores, a la disminución de las poblaciones de peces por efecto de las presas, al impacto negativo de la contaminación del agua en la fisiología reproductiva y a los accidentes con los barcos. Para proteger a este delfín, científicos chinos han puesto en marcha programas experimentales de cría en varios lagos y aunque carecen de hábitat natural, se ha conseguido mantener colonias estables en los mismos, lejos de los efectos más nocivos de la actividad humana.