Paradoja evolutiva de los peces con sistema anticongelante

El sistema anticongelante de los peces que habitan en las aguas del Antártico convertirse en una fuente de problemas para los propios peces.
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Ed. Paul Cziko

La mayoría de los peces que viven en el océano Antártico son nototénidos, que representan el 90% de la biomasa de peces de la zona. En la década de 1960, el investigador Arthur De Vries descubrió que la capacidad de este tipo de pescado para vivir en aguas heladas se debe a su sistema de producción de glicoproteínas. Es decir, estas proteínas evitan la desangración de los peces.

El estudiante de doctorado de la Universidad de Oregón, Paul Cziko, ha investigado el sistema anticongelante de peces nototénidos y ha descubierto que el sistema puede tener efectos secundarios cuando la temperatura del agua sube. “A pesar del aumento de la temperatura, los cristales de hielo en la sangre de los peces no se rompen. La evolución de estas proteínas puede tener un efecto inesperado. Si durante su vida van a tener cristales de hielo, es lógico pensar que con el tiempo y si la temperatura del agua sube, las partículas de hielo van a obstruir los capilares o provocar inflamaciones”.

Los investigadores aún no han sido capaces de detectar este tipo de consecuencias, pero Cziko equipara estas posibles amenazas con el amianto que se acumula en los pulmones o con el riesgo de sangre que se produce en el cerebro. Para llevar a cabo la investigación, Paul Cziko ha trabajado con investigadores de Biología Animal de Illinois. Entre ellos se encontraba Arthur De Vries, que describió el sistema antiheladas de los peces nototénidos.

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