Cuarenta milímetros de transmisor radiofónico protegerá las vidas de numerosos mineros. En caso de accidentes, explosiones o saltos de tierra en las minas, los compañeros de trabajo en el exterior podrán conocer el número exacto de mineros en el subsuelo. El pequeño transmisor de radio se adhiere a la lámpara del casco de los operarios y utilizará la fuerza de la batería.
Los receptores situados en el techo de los muros de la mina recibirán la señal de cada minero y éstos a su vez enviarán la señal a los controladores mediante hilo de cobre. En ellos se guardará la hora, la fecha y la posición de los operarios y después se transmitirá toda la información a los ordenadores de la superficie.
La mayor dificultad fue encontrar una radiofrecuencia adaptada a las condiciones de las minas, ya que numerosas paredes y traviesas pasarelas impedían la señal. El diseño del receptor también dio sus propias obras, ya que debía recibir la señal de cada minero separada. Sudáfrica es una de las minas más profundas y duras del mundo, donde se ha utilizado por primera vez el nuevo transmisor de radio.