2019/03/25
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Menstruación: en el cielo como en la tierra
Texto generado por el traductor automático Elia sin revisión posterior por traductores.
Elia Elhuyar
Los astronautas Christina Koch y Anne McClain saldrán al espacio abierto. Será el primer equipo femenino. Ed. ANDÉN
El próximo viernes 29, por primera vez en la historia, dos mujeres saldrán al espacio abierto sin la ayuda de un hombre. Dos mujeres solas. Ambos son astronautas de la NASA y saldrán de la Estación Espacial Internacional (ISS) para sustituir algunas baterías colocadas el pasado verano. Sus nombres: Christina Koch y Anne McClain.
Parece que la igualdad de género avanza muy lentamente en el espacio, ya que han pasado 35 años desde que una mujer realizó una excursión espacial. Este pionero fue el cosmonauta Svetlana Savitskaia, quien trabajó durante casi cuatro horas en el espacio, fuera de la estación Saliut-7, en la reparación de la estructura. Los otros cinco miembros de la tripulación eran hombres y los responsables de la misión reconocieron que en esas tareas se desenvolvía tan bien como ellos.
Los periodistas, además de ensalzar el trabajo realizado por Savitskaia, escribieron sobre su cuerpo. De hecho, en aquella época estaba muy extendida la creencia de que la falta de gravedad iba a ser perjudicial para el cuerpo femenino. Por ello, muchos destacaron que Savitskaia superó satisfactoriamente esta misión, a pesar de perder unos kilos.
No era lo que preocupaba a los kilos, sino lo que era la regla. Debido a la ingravidez, la sangre no se expulsaría, ¡y sé qué daño podía causar dentro del cuerpo! Esta preocupación infundada constituyó un gran obstáculo en las misiones espaciales de admisión de mujeres y, posteriormente, aunque se ha demostrado que no afecta a la salud, el fantasma se resiente una vez más.
Por ejemplo, en 2016, investigadores de Houston y Londres (hombres) publicaron en la revista Microgravity un artículo sobre la regla espacial. Los investigadores recomendaban utilizar hormonas anticonceptivas para evitar la menstruación mientras permanecían en el espacio. Eso también tenía pero uno para esos hombres: Por ejemplo, ir a Marte requiere mucho tiempo y aquellas miles de píldoras que se necesitarían ocuparían mucho espacio.
No obstante, los expertos reconocen que las instalaciones del espacio no están preparadas para el correcto tratamiento de los residuos de la menstruación. Parece que los ingenieros que diseñan las instalaciones no tienen menstruaciones ni tienen en cuenta que otras personas puedan tenerlas.
Pero no hace falta ir tan lejos para encontrar este tipo de distinciones. Las mujeres que investigan en la propia tierra, en lugares remotos y solitarios han denunciado con frecuencia que las infraestructuras son bastante escasas desde el punto de vista higiénico. Sin embargo, no podemos pedir grandes avances en ningún otro lugar, aquí para dejarnos un tampón o una compresa, o para cambiar el suyo, mientras andamos ocultos. No tenemos nada que esconder.
Publicado en el diario Berria.