El coste ambiental de todas las actividades humanas es imprescindible para hacer frente a la emergencia climática. También al coste agropecuario. El ejercicio ha sido realizado por investigadores de la Universidad Técnica de Munich y la conclusión es clara: hay que aumentar los precios de la carne, ya que hay una gran brecha entre los precios de mercado y los costes reales cuando se tienen en cuenta también los costes climáticos.
Los resultados muestran que los productos de origen animal son los que presentan mayores costes de gases de efecto invernadero (2,41 €/kg). Le siguen los lácteos (0,24 €/kg), siendo los productos ecológicos de origen vegetal los que presentan un menor coste ambiental (0,02 €/kg).
La mayor contribución de la investigación es la distinción entre sistemas agrarios y categorías de alimentos, en base a la cual se debería realizar el incremento de precios. Los resultados indican que en la carne convencional habría que aplicar un sobrecoste del 146% respecto al precio actual, en la carne ecológica del 71%, en los productos lácteos del 91% y en las hortalizas ecológicas sólo un 6%.
La incorporación de la variable sistema agrario en los cálculos permite establecer el incremento de precios correspondiente a cada alimento. Esto contribuirá a reducir la brecha de precios entre los alimentos tradicionales y los alimentos ecológicos, pudiendo influir en los hábitos de la población, favoreciendo los alimentos con menor coste climático.
Según los investigadores, la introducción de costes climáticos en el precio de los alimentos es imprescindible, aunque en la comunidad científica existe un debate sobre si es suficiente el criterio "quien más contamina paga". Y es que muchos creen que es un coste que pueden asumir los más ricos y que, en definitiva, no va a suponer grandes beneficios para el medio ambiente si no se toman otras medidas paralelas.