La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una nota en la que ha afirmado que “han alcanzado un consenso en la causa de los recientes virus de la gripe H5N1” en dos temas: ampliar la moratoria provisional para no investigar con nuevos virus H5N1 modificados en laboratorio y reconocer la necesidad de continuar investigando con los virus H5N1 espontáneos para proteger la salud pública. Asimismo, han acordado que “retrasar la publicación de las investigaciones y publicarlas en su totalidad redundará más en beneficio de la salud pública que en su publicación parcial ahora por urgencia”.
Por tanto, los reunidos al amparo de la OMS no se han sumado a la petición del gobierno estadounidense. El Gobierno estadounidense, recomendado por el Consejo Asesor de Bioseguridad (CSIC), solicitó el pasado 30 de diciembre que dos investigaciones realizadas con el virus de la gripe H5N1 no publicaran los resultados completos. Una de las investigaciones se llevó a cabo en el centro de investigación médica Erasmus de Rotterdam: una variante del virus H5N1 que fue creado por mutación era capaz de contagiarlo en los hurones sin perder virulencia. Los hurones son el mejor ejemplo para realizar estudios de gripe humana que se contagia a través de las vías respiratorias, y el resultado era preocupante porque daba a entender que el virus H5N1 de las aves podía tener más probabilidades de provocar una pandemia de gripe entre los seres humanos. En la otra investigación, realizada en Estados Unidos en la Universidad Wisconsin-Madison, se obtuvieron resultados similares.
Ambas investigaciones debían publicarse en las revistas Science y Nature respectivamente. Para el gobierno estadounidense, sin embargo, la publicación completa de los trabajos de investigación no era segura y en diciembre se les pidió que no publicaran información sobre la metodología. A raíz de la solicitud, se suscitó un intenso debate entre los investigadores de la gripe: ¿dónde está el punto de equilibrio entre seguridad y libertad de investigación, si existe?
La reunión de Ginebra ha sido el resultado de la carta conjunta publicada el pasado 20 de enero por los líderes de ambos grupos de investigación y otros investigadores. En la carta se les concedió una moratoria voluntaria de dos meses a sus investigaciones y se convocó una reunión para tratar el asunto a través de la OMS. Se celebró del 16 al 17 de febrero y se reunieron un grupo de expertos en la materia, entre los que se encontraban los investigadores protagonistas de la causa, y representantes de la OMS, de las revistas Nature y Science, que recomendó limitar la publicación de las investigaciones.