Investigadores estadounidenses han conseguido el nacimiento de ratas con ciertas características genéticas. A estas ratas les falta un gen que controla el cáncer de mama en humanos. Este tipo de estrategias son habituales en la investigación de enfermedades, pero normalmente se trabaja con el ratón.
Los ratones transgénicos se obtienen mediante la introducción de células madre genéticamente modificadas en hembras gestantes. Sin embargo, con las ratas esta técnica ha fallado. Por ello, en lugar de usar células madre, investigadores estadounidenses han suministrado a las ratas compuestos químicos que provocan mutaciones en el ADN. A continuación, las ratas han proliferado con normalidad y los investigadores han analizado a sus crías para elegir las que tienen mutaciones que les interesan.
No parece que, al menos con esta metodología, las ratas sustituyan a los ratones en los laboratorios, pero en determinados casos serán útiles. Las ratas son más grandes que los ratones, por lo que son más fáciles de manejar y son modelos más adecuados para ciertas enfermedades. El cáncer de mama es uno de ellos.