Existen numerosas variedades de cerezo, pero los agricultores no pueden saber qué variedad han cambiado hasta que el árbol crece y da sus primeros frutos. Para entonces han pasado tres o cuatro años desde la plantación de cerezos.
Ahora, el investigador de la Unidad de Fruticultura de Zaragoza, Ignacio Hormaza, ha desarrollado un método genético de separación de cerezos. Se basa en la zona del ADN de las variedades de cerezo, principalmente en las diferencias en el área del ADN denominado microsatélite, donde se encuentran las mayores diferencias.
Además de prever cerezas de buen sabor, los agricultores sabrán con más facilidad las variedades que resisten las enfermedades y las condiciones meteorológicas extremas. Además servirá para conocer el origen de las variedades antiguas.