La endogamia es uno de los problemas que plantea la extinción de muchos animales que se encuentran en la naturaleza. A medida que disminuye la diversidad genética de una población determinada, aumenta la sensibilidad hacia las enfermedades y la probabilidad de que surjan especímenes no sanos o con malformaciones.
Para medir la diversidad genética se utiliza el "índice de diversidad de los nucletótidos", que mide las diferencias genéticas medias entre cada uno de los especímenes de una población determinada y el grupo. Una de las soluciones más utilizadas es la incorporación de "sangre nueva", es decir, la repoblación de nuevos especímenes fuera de la población. Pero, en contra de lo que hasta ahora se pensaba, estas medidas no siempre resultan beneficiosas.
En algunos casos, y dependiendo de la situación, la diversidad de nucleótidos puede reducirse con la incorporación de nuevos especímenes; cuando en un bosque lleno de grandes árboles se introducen pocos árboles pequeños de la misma manera que disminuye el tamaño medio de los árboles.