En la revista Nature se han publicado los resultados de dos investigaciones, pero no todos ellos son aceptados por expertos
Los paleontólogos no están de acuerdo con el origen del Homo floresiensis. Es difícil saber si se trata de una especie de homínido o de un caso distorsionado de otra especie. El debate surgió hace tiempo; los últimos datos proceden de dos artículos publicados por la revista Nature.
En uno de ellos, investigadores del Museo de Historia Natural de Londres analizan el cerebro del hombre de Flores. Es un cerebro muy pequeño, aproximadamente un tercio del hombre convencional. Por ello, los investigadores de Londres han comparado con otro caso similar, el de los hipopótamos nanos de Madagascar. De los cráneos fósiles de cincuenta hipopótamos, se ha estudiado la evolución del tamaño del cerebro. El cerebro del hipopótamo nano ha perdido un gran volumen en los últimos 1.500 años. Según los expertos, esta disminución podría producirse también en otras especies aisladas de una isla, como el hombre de Flores.
Los autores de otro artículo, la Universidad Stony Brook de Nueva York, han investigado los pies del hombre de Flores. Son pies muy grandes, aptos para andar pero no para correr. Y los dedos también tienen un aspecto especial: el pulgar es paralelo a otros dedos, pero en la medida mucho menor. Los investigadores afirman que no hay otro homínido con pies de esta proporción.
Los resultados de estos artículos han sido cuestionados por paleontólogos, sobre todo la explicación de la disminución del cerebro. El biólogo del Museo Field de Chicago, Robert Martín, afirma que el hipopótamo nanoarena es una investigación de una sola especie que no es suficiente para explicar la humana. Otros muchos expertos afirman que no es lógico que el dueño de un cerebro pequeño pueda hacer herramientas.
Las respuestas pueden estar en el estudio del ADN, pero no han conseguido extraer ADN de los huesos que han adquirido hasta la fecha. El debate sigue vivo.