El virus que contamina la bacteria patógena Staphylococcus aureus protege a la bacteria de la infección de otros virus, al mismo tiempo que este mecanismo de defensa evita que se comporte contra el propio virus. Pablo Iturbe Sanz, investigador de la Universidad Pública de Navarra, explica cómo lo consigue en un estudio de su tesis doctoral. Como algunas cepas de esta bacteria son multirresistentes a los antibióticos, una de las estrategias para combatirlos es el uso de virus (fagoterapia). Por ello, lo encontrado en este trabajo puede ayudar a desarrollar estrategias para evitar resistencias a la fagoterapia. El trabajo ha sido publicado en la revista Nature Microbiology.
Algunos fagos tienen la capacidad de proteger a la bacteria huésped de las infecciones producidas por otros virus. Lo hacen en una especie de relación simbiótica en la que el fago y la bacteria conviven. Esto es beneficioso para el fago residente porque asegura que no tendrá competencia para aprovechar los recursos de la bacteria. Pero para que los mecanismos de protección de la bacteria frente a otros virus no eliminen el virus residente, el sistema debe estar equilibrado.
Este estudio ha demostrado que el virus que infecta S. aureus lo consigue a través de grupos de genes no contiguos en el genoma. Aunque estén separados físicamente, estos grupos de genes se activan o desactivan al mismo tiempo, respondiendo a unas condiciones determinadas. De esta manera consigue neutralizar totalmente el mecanismo de defensa frente a otros virus cuando el virus residente comienza a reproducirse para colonizar otras bacterias.