Debate sobre los tardigrados en la Luna

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Tardigrado en musgo. Ed. N.Carrera/Global Soil Biodiversity Atlas

El 11 de abril de 2019 la sonda israelí Beresheet chocó contra la Luna. El impacto provocó la destrucción de la sonda y la dispersión de la carga que transportaba sobre la superficie de la Luna. Ahora se ha sabido que entre esta carga se encontraban algunos seres vivos: miles de tardigrados, deshidratados e inactivados, en una resina.

Los tardigrados son seres microscópicos conocidos por su sorprendente capacidad de permanencia en las condiciones más duras. De hecho, las condiciones de la Luna no son adecuadas para vivir los tardigrados, pero su envío a la misma parece preocupante no por el peligro de colonización de la Luna (que no existe), sino porque la compañía que mandó la sonda no había advertido de la existencia de seres vivos.

El astrofísico Daniel Marín Arcones ha explicado que la Luna no cuenta con una protección especial, ya que las misiones Apollo dejaron una gran cantidad de residuos, entre ellos los excrementos de los astronautas. Y las agencias espaciales no tienen un protocolo consensuado para decidir qué se puede enviar y qué no. Sin embargo, Marín ha recordado que la compañía estaba obligada a informar detalladamente sobre la carga a los gobiernos de Israel y EEUU (la sonda que salió de Florida en un cohete Falcon 9 de Space X). Es más, los gobiernos pueden dar o denegar la autorización.

Por tanto, lo que ha suscitado es la ocultación de esta información. Para Marín, la cuestión de los tardigrados ha puesto de manifiesto que es hora de concretar en un acuerdo internacional qué se puede enviar y qué no al espacio.

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