Estudios realizados por la Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. desde 1980 han puesto de manifiesto la disminución de la ballenas o ballenas vascas (Eubalaena glacialis) en el Atlántico Norte. Se calcula que una ballena adulta mide 1,5 metros menos que hace 30 años.
Los investigadores han recordado que actualmente sólo quedan 400 individuos, muy por debajo de la prosperidad que tuvo en los tiempos históricos. Aunque su caza está prohibida y no tiene enemigos directos, siguen sufriendo el daño de las actividades humanas. Es más, en los últimos años han sufrido un mayor impacto. De hecho, en las mediciones realizadas a través de buques y drones pilotados a distancia, se ha observado un aumento de las lesiones subletales, que en ese momento no son capaces de provocar la muerte, especialmente las provocadas por los instrumentos de los buques pesqueros.
Según los investigadores, este estrés ha supuesto un menor crecimiento de las ballenas y un menor éxito reproductivo. Por tanto, la prohibición de la caza no es suficiente para restablecer la población de ballenas.