Los espermatozoides son nadadores, pero para llegar a la trompa de Falopio necesitan un empuje muscular por contracción, como ocurre en el surfing. Según los investigadores canadienses, la ausencia de dicho empuje puede ser la causa de la esterilidad inexplicable en algunas mujeres.
Las ondas son consecuencia de las suaves contracciones del músculo llamado miometrium del útero. Según Edward Lyons, de la universidad de Manitoba, en las mujeres sin problemas de fecundación las ondas se concentran en el 80% del tiempo.
“Los espermatozoides no son salmones, por lo que no pueden nadar sin ayuda en el camino”, explica Lyons. “Necesitan ayuda de las ondas para llegar a los óvulos”.
Lyons y Clifford Levi utilizaron ultrasonidos para medir contracciones de 68 mujeres que tenían tratamiento contra la fecundación. Los datos obtenidos se compararon con los obtenidos del mismo número de mujeres sin problemas de fecundación. Dado que cada minuto sólo se generan tres ondas, los investigadores grabaron las medidas ultrasónicas y las vieron a velocidad rápida. Se observó que la frecuencia de las ondas era muy variable en las mujeres no gestantes o que las ondas no se propagaban en la dirección adecuada.
Lyons afirma que “las anormalidades en la dirección, frecuencia o intensidad de las contracciones pueden ser una de las causas más importantes de la no fecundación inexplicable”. Dice que la frecuencia máxima de las ondas es a mediados del ciclo mensual, es decir, cuando la mujer está ovulando y, por tanto, tiene la mayor fecundidad. Las contracciones son estimuladas por sustancias llamadas postglandinas que transportan espermatozoides.
Para los espermatozoides es muy importante correr, ya que la parte superior de la vagina es muy ácida, por lo que sólo unos pocos de los espermatozoides consiguen vivir. Por tanto, la influencia de las ondas es casi imprescindible si se desea que los espermatozoides lleguen hasta los óvulos.