Mucha gente cree que lo más natural es que el agua de los arroyos sea transparente, pero no tiene por qué ser. En estado natural, los componentes del suelo se disuelven dando color marrón al agua. Sin embargo, la lluvia ácida resultante de la contaminación acidifica el suelo, lo que reduce la disolución de los componentes del suelo y la transparencia de los arroyos. En los últimos años, la disminución de la lluvia ácida ha contribuido a la disminución de la acidez de los suelos, observándose aguas de ríos y lagos cada vez más marrones.