Las personas centenarias han demostrado tener una huella molecular diferencial

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Se ha descrito un mecanismo biológico innovador relacionado con el mantenimiento extraordinario de la actividad cognitiva de la población centenaria. - Ed. Diseño/Pixabay

Un equipo de investigadores internacional ha realizado una investigación pionera en la que un grupo de personas centenarias han comparado la expresión de más de 20.000 genes en muestras cerebrales centenarias, mayores y jóvenes, y han comprobado que los cerebros de las personas centenarias tienen un patrón molecular diferente al del resto de personas mayores.

Las personas centenarias son un grupo de población con una vida muy larga, una mejor actividad cognitiva y una mejor calidad de vida. Estas características hacen que las personas centenarias sean consideradas como un modelo de envejecimiento exitoso o saludable. Los últimos estudios realizados con la población de Gipuzkoa confirman estos datos (en Gipuzkoa hay alrededor de 300 y en Euskadi hay alrededor de 1000 personas centenarias), y se observa que son principalmente las mujeres las que se encuentran en este grupo de población, que desarrollan menos enfermedades (incluidas las neurodegenerativas), que utilizan menos servicios sanitarios y que consumen menos medicamentos.

El análisis se ha centrado en muestras de hipocampo, es decir, se ha analizado específicamente el espacio dedicado a la memoria, el aprendizaje y otras funciones. Así, se ha observado que las personas centenarias tienen altos niveles de genes familiares de las metalotioneína (genes que eliminan metales pesados, que se acumulan con la edad y que perjudican a las células neuronales). Además, la investigación ha demostrado que la expresión metalotioneína está en los astrocitos, que son las células encargadas de mantener la homeostasis en los tejidos y proteger las células neurales.

En resumen, el trabajo describe un mecanismo biológico innovador relacionado con el mantenimiento extraordinario de la actividad cognitiva de la población centenaria, y se considera un nuevo mecanismo contra el envejecimiento. El estudio ha sido publicado en la revista Aging Cell.