Al igual que en la Tierra, en el Sol, las corrientes fluyen desde los polos hacia el ecuador (y de nuevo hacia los polos). En la Tierra este recorrido lo realizan las corrientes de aire y el clima depende de este tráfico. En el Sol, bajo la superficie, los gases comprimidos a casi doscientos mil kilómetros se desplazan lentamente hacia el ecuador. Según los astrónomos de la NASA que han estudiado, el ciclo de las manchas solares depende en parte de este tráfico. De hecho, han visto que cuando los gases se desplazan más lentamente los ciclos duran más y viceversa. Hasta ahora esta responsabilidad se ha atribuido al campo magnético.
Las manchas solares son regiones más frías que aparecen y desaparecen en la superficie de la estrella. Pero no se crean en cualquier punto. Aparecen en dos bandas situadas al norte y al sur del ecuador, que se desplazan lentamente hacia el ecuador en cada ciclo. Los ciclos tienen una duración aproximada de once años y afectan a la actividad solar.
Los astrónomos de la NASA también han hecho dos descubrimientos: que el tráfico cambia ligeramente de ciclo a ciclo y que uno influye en la fuerza del otro. Pero no exactamente en la próxima, sino en dos ciclos posteriores.