Ébola es un filovirus con siete genes. Se introduce en el organismo humano por las mucosas, afectando inicialmente a monocitos, macrófagos, células dendríticas y células Kupffer hepáticas. A su vez, inhibe los mecanismos de protección del sistema inmunológico. Por tanto, para ser eficaces, las vacunas deben ser capaces de afrontar esta doble estrategia.
Una de las dos vacunas más avanzadas es un adenovirus de chimpancés con una proteína superficial del ébola. La compañía farmacéutica GlaxoSmithKline y el Departamento de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos se están desarrollando y se está probando en Estados Unidos, Gran Bretaña y Malí.
El otro es un virus recombinante de la estomatitis vesicular desarrollado por la Agencia Canadiense de la Salud y producido por la compañía New Links. Están probando en Estados Unidos y esperan probarlo pronto en Europa y África.
Ambas se encuentran en la primera fase de pruebas clínicas. En esta fase deberán demostrar que las vacunas son seguras y generan respuesta inmunológica. Además, deben medir las dosis necesarias para generar esta respuesta, lo que permite saber cuándo pueden tener preparadas las vacunas.
No obstante, antes de iniciar las vacunaciones, deberán superar las otras fases de las pruebas clínicas. La segunda y tercera fase tienen como objetivo garantizar la eficacia y seguridad, y las dos vacunas mencionadas están previstas para los meses de diciembre y enero, en Liberia y Sierra Leona. Para ello, necesitan un gran número de voluntarios: cada vacuna tiene que ser probada en 10.000 personas y otros tantos deben recibir placer. Para agilizar el procedimiento se realizará también una prueba sin placebo en Sierra Leona. En los casos en los que la realización de la prueba suponga un beneficio superior al negativo, se permite la realización de la prueba sin placebo, pero siempre con carácter excepcional.
Hasta que prueben las vacunas deben resolver otros problemas. Por ejemplo, la OMS está estudiando cómo preparar a la población para aceptar las vacunaciones. Por otro lado, las vacunas deberán almacenarse a una temperatura de 80 ºC, lo que significa que necesitarán cámaras frigoríficas especiales en las zonas donde se vayan a realizar las vacunaciones. Y otro aspecto que preocupa es el dinero. ¿Quién sufragará los gastos? Ni la OMS ni el resto de instituciones que trabajan con el ébola tienen dudas de que los países occidentales tendrán que colaborar, pero todavía no hay una decisión clara. Sin embargo, la OMS espera que puedan empezar a vacunarse antes de que finalice el 2015, superando todos los obstáculos.