El ADN puede organizarse de forma natural, formando nanoestructuras bien definidas. Esta característica puede ser utilizada para la realización de dispositivos microscópicos o para la estructuración del material directamente a una escala inferior al micrómetro.
Los científicos han tenido problemas para clonar objetos de ADN tridimensional, ya que las polimeras impedían la copia. Pero no es el caso del octaedro que aparece en la nanoescala. Esta molécula adopta la forma de un octaedro regular frente a los oligonucleótidos, de 22 nanómetros de diámetro que han podido ser diseñados específicamente. Esto aumenta las posibilidades de uso en nanotecnología.
Para conseguirlo, además, una característica fundamental del ADN, la amplificación mediante polimerasa, será de gran ayuda. Esta amplificación facilita la producción de grandes dimensiones y la evolución guiada de las secuencias.