Las observaciones realizadas con el telescopio Hawaii-ho Keck refuerzan la teoría de la migración de gigantes gaseosos.
Según la teoría, cuando la Vía Láctea era muy joven, las órbitas de los gigantes gaseosos estaban mucho más cerca del Sol que ahora. Con el tiempo, debido a las fuerzas gravitatorias, estos planetas (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) se alejaron. Parece que esta migración provocó cambios en los objetos que se encuentran en el cinturón de Kuiper, entre los que se encuentran algunos que se han quedado atrapados en la órbita de los planetas.
Gracias al telescopio Keck han visto indicios que confirman esta teoría. De hecho, dos asteroides en la órbita de Júpiter, el par Patroclus, parecen tener una densidad similar a la de los cometas. De ahí se deduce que surgieron en el cinturón de Kuiper, donde abundan los objetos con esta densidad.
Sin embargo, no todos los astrónomos coinciden con la conclusión. De hecho, Júpiter está cinco veces más lejos del Sol que la Tierra, y allí es posible crear una pareja como Patroclus. Dicen que no es necesario que esté creado en el cinturón de Kuiper para tener esa densidad.